
¡Hola a todos! Ya hace varios meses que regresé de esa maravillosa isla que es Irlanda, pero aún estoy fascinado por los días que pasé allí. Dublín es una ciudad fantástica, quizás no la más bonita a nivel arquitectónico, pero sin duda con una vida y una gente fabulosa.
Nada más aterrizar en el aeropuerto pude disfrutar de una enorme hospitalidad por parte de los irlandeses. Una de las cosas que más me sorprendió al principio es su pronunciación cerrada y un rapidez al hablar, la verdad es que me costaba un montón entenderles. Pero no tenían problema en repetirme las cosas más despacio, lo cual es de agradecer para un recién llegado.
Otra de las sorpresas fue ver en los carteles informativos de la ciudad un idioma muy extraño por encima del inglés, como si fuera el idioma principal. Más tarde una guía nos contó que ese es el idioma gaélico, la lengua materna de la isla que, aunque ya está prácticamente muerta, el gobierno hace esfuerzos por conservar para que ningún ciudadano olvide sus raíces.
Al día siguiente de mi llegada acudí por primera vez a la Alpha College School, el centro donde iba a realizar el curso gracias al programa KA1. Me llamó mucho la atención el lugar donde estaba ubicada la academia, integrada en uno de los muchos edificios antiguos, como si fuera una casa más. El recibimiento, como era de esperar, fue muy acogedor y cercano.
Nada más aterrizar en el aeropuerto pude disfrutar de una enorme hospitalidad por parte de los irlandeses. Una de las cosas que más me sorprendió al principio es su pronunciación cerrada y un rapidez al hablar, la verdad es que me costaba un montón entenderles. Pero no tenían problema en repetirme las cosas más despacio, lo cual es de agradecer para un recién llegado.
Otra de las sorpresas fue ver en los carteles informativos de la ciudad un idioma muy extraño por encima del inglés, como si fuera el idioma principal. Más tarde una guía nos contó que ese es el idioma gaélico, la lengua materna de la isla que, aunque ya está prácticamente muerta, el gobierno hace esfuerzos por conservar para que ningún ciudadano olvide sus raíces.
Al día siguiente de mi llegada acudí por primera vez a la Alpha College School, el centro donde iba a realizar el curso gracias al programa KA1. Me llamó mucho la atención el lugar donde estaba ubicada la academia, integrada en uno de los muchos edificios antiguos, como si fuera una casa más. El recibimiento, como era de esperar, fue muy acogedor y cercano.
El curso que hice trataba sobre el uso de la dramatización en el aula, mediante un concepto que podríamos traducir como “teatro fórum”. En él, se representan diversas situaciones, a menudo conflictos a los que puede enfrentarse una persona, pero en este teatro la historia no llega a estar completa. A partir de aquí, se crea una situación interactiva en el que los espectadores se convierten en “espectactores”. Es decir, son participantes activos de la historia, pudiendo incluso cambiarla.
Realmente, este tipo de técnica la vi mucho más apropiada para alumnado de Secundaria, aunque podría llegar a ser aplicable con alumnos de Tercer Ciclo de Primaria. Y sin duda la aplicación práctica más común y efectiva sería la de resolver problemas de convivencia que puedan surgir en el centro y en el aula (o en cualquier otro tipo de entorno).
El funcionamiento es el siguiente: primero los actores (que pueden ser los propios alumnos) representan de forma escénica una situación que presenta el conflicto. Una vez se ha hecho una primera dramatización, se vuelve a representar, pero esta vez se pide a los alumnos que están presenciando la escena que la paren en cualquier momento para ponerse en lugar del protagonista y decidir cómo cree que debería actuar para resolver la situación. Cada alumno que lo desee puede hacer sus propias propuestas, hasta que se llega a un acuerdo entre todos sobre la mejor manera de solucionar el conflicto.
A lo largo de los cinco días que duró el curso, por grupos realizamos un proyecto de dramatización para representar. Y el último día los pusimos en práctica, ya que acudió al aula un grupo numeroso de estudiantes adolescentes, a los que se les explicó el procedimiento que he descrito más arriba.
Se representaron fundamentalmente dos escenas:
En la primera de ellas, se observaba a una joven que después de sacar unas buenas notas en el instituto, le explica a su madre que no quiere ir a las típicas vacaciones familiares, sino que quiere realizar un viaje con su pareja. La madre reacciona de forma autoritaria, y desemboca en una discusión agresiva por querer llevar la razón sin escuchar a la otra persona.
Realmente, este tipo de técnica la vi mucho más apropiada para alumnado de Secundaria, aunque podría llegar a ser aplicable con alumnos de Tercer Ciclo de Primaria. Y sin duda la aplicación práctica más común y efectiva sería la de resolver problemas de convivencia que puedan surgir en el centro y en el aula (o en cualquier otro tipo de entorno).
El funcionamiento es el siguiente: primero los actores (que pueden ser los propios alumnos) representan de forma escénica una situación que presenta el conflicto. Una vez se ha hecho una primera dramatización, se vuelve a representar, pero esta vez se pide a los alumnos que están presenciando la escena que la paren en cualquier momento para ponerse en lugar del protagonista y decidir cómo cree que debería actuar para resolver la situación. Cada alumno que lo desee puede hacer sus propias propuestas, hasta que se llega a un acuerdo entre todos sobre la mejor manera de solucionar el conflicto.
A lo largo de los cinco días que duró el curso, por grupos realizamos un proyecto de dramatización para representar. Y el último día los pusimos en práctica, ya que acudió al aula un grupo numeroso de estudiantes adolescentes, a los que se les explicó el procedimiento que he descrito más arriba.
Se representaron fundamentalmente dos escenas:
En la primera de ellas, se observaba a una joven que después de sacar unas buenas notas en el instituto, le explica a su madre que no quiere ir a las típicas vacaciones familiares, sino que quiere realizar un viaje con su pareja. La madre reacciona de forma autoritaria, y desemboca en una discusión agresiva por querer llevar la razón sin escuchar a la otra persona.

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En la segunda historia (que es en la que yo participé) se representó una escena sobre acoso escolar. En una clase de Educación Física, se realiza un partido de baloncesto, en el que una de las alumnas es objetivo de burlas y humillaciones por parte de sus compañeros. Debido a la actitud pasiva y conformista de la protagonista, ni la profesora ni sus padres parecen darse cuenta del problema y por tanto no halla solución.
En cada una de las representaciones, fue muy sorprendente ver la participación y la reacción de los jóvenes. Muchos paraban la escena para cambiar el guión y tratar de resolver el problema. Unas propuestas funcionaban mejor que otras, pero al final entre todos se llegaba a un acuerdo de cuál era la mejor actitud para que el protagonista de la historia llegase a buen puerto. Además, se daban situaciones muy divertidas al aprovechar la capacidad de improvisación de algunos de mis compañeros a la hora de actuar. Y este elemento cómico también ayuda a mejorar la convivencia en el aula cuando se aplica la dramatización.
Una vez terminado el curso, tuve unos días de tiempo libre para visitar algunos puntos de la isla. Si algún día viajáis a Irlanda, no dejéis de disfrutar de unas vistas impresionantes en los Acantilados de Moher, el puente colgante de “Carrick a Rede” o la Calzada del Gigante.
También podéis visitar ciudades preciosas como Belfast (donde se construyó el Titanic) o escenarios de series emblemáticas como Juego de Tronos o Vikingos. O dentro de la propia Dublín, os puedo recomendar la inmensa biblioteca de la Trinity College o la fábrica de la famosa cerveza Guinness. Y por supuesto, no dejéis de acudir al barrio de Temple Bar a tomar una buena pinta de cerveza.
También podéis visitar ciudades preciosas como Belfast (donde se construyó el Titanic) o escenarios de series emblemáticas como Juego de Tronos o Vikingos. O dentro de la propia Dublín, os puedo recomendar la inmensa biblioteca de la Trinity College o la fábrica de la famosa cerveza Guinness. Y por supuesto, no dejéis de acudir al barrio de Temple Bar a tomar una buena pinta de cerveza.
¡Un abrazo para todos!